Aprobado el Reglamento de Envases y Residuos de Envases en el plenario del Parlamento Europeo

Como estaba previsto el pasado 24 de abril, en la última sesión de esta legislatura, se votó en el Plenario del Parlamento Europeo el Reglamento Europeo de Envases, PPWR, adjunto, el cual salió aprobado formalmente, con 476 votos a favor, 129 en contra y 24 abstenciones.

Puedes consultar el texto aprobado en español: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA-9-2024-0318_ES.pdf

El próximo paso es que el Consejo valide y adopte formalmente el texto antes de que entre en vigor. Posteriormente se publicará en el Diario Oficial (EUR-Lex) y entrará en vigor 20 días después de la publicación y la aplicación del PPWR será 18 meses después de la entrada en vigor, excepto para artículos con disposiciones específicas.

En esta misma votación también se aprobó la modificación para eliminar del Artículo 26. Reutilización, la obligación del uso del 100% de envases y embalajes reutilizables en los transportes dentro de un mismo país y dentro de una misma Compañía y con sus colaboradores. Para la consecución de esta modificación han sido claves las actuaciones de la asociaciones como EuPC y ANAIP (Asociación Europea y Nacional que representan a la transformación de plásticos).

Aunque, desde la asociación se realizará próximamente para las empresas asociadas, un webinar para contar con detalle los puntos más importantes que afectan al sector de plásticos, del texto aprobado podemos resaltar los siguientes aspectos y obligaciones.

En cuanto a Reciclabilidad, todos los envases introducidos en el mercado serán reciclables. El fabricante evaluará la reciclabilidad de los envases sobre la base de los actos delegados y de ejecución (teniendo en cuanta primero que normas existen ya realizadas por CEN sobre este tema). La reciclabilidad de los envases se expresará en calidades por resultados de reciclabilidad A, B o C. Se prevén excepciones para ciertos tipos de envases como pueden ser los destinados a transporte de mercancías peligrosas, productos sanitarios y medicamentos.

El reglamento incluye objetivos obligatorios de contenido en reciclado para el que solo contabiliza el material postconsumo con una nueva definición especifica para este reglamento y será calculado como un promedio por planta de fabricación y año. También se prevén excepciones.

También menciona cómo se etiquetarán los envases con una etiqueta armonizada con el fin de facilitar la separación de los residuos por parte del consumidor final, así como, restricciones de introducción en el mercado de algunos envases de plástico de un solo uso a partir de 2030 como, envases colectivos (a excepción de los necesarios para facilitar la manipulación), envases de frutas y verduras no procesadas, envases monodosis (como por ejemplo salsas y aliños en hostelería y restauración, champús y jabones en hostelería) y las bolsas muy ligeras salvo las que se usen para evitar el desperdicio alimentario.

En relación con la reutilización, hay objetivos obligatorios a partir del año 2030 para envases industriales con algunas excepciones (mercancías peligrosas, transporte de maquinaria, embalaje de transporte flexible en contacto con alimentos), para envases colectivos en forma de cajas y para envases de bebidas alcohólicas y no alcohólicas (excepto, por ejemplo, leche, vino, vino aromatizado, licores). Los Estados miembros podrán conceder una excepción de 5 años a estos requisitos en determinadas condiciones. Los distribuidores finales de bebidas y comida para llevar tendrán que ofrecer a los consumidores la opción de aportar su propio recipiente.  

Y también se incluyen objetivos de reducción de residuos de envases respecto a los generados en 2018: 5 % para 2030, 10 % para 2035 y 15 % para 2040

La industria española de los plásticos es una industria comprometida, que busca la sostenibilidad y el equilibrio entre el desarrollo económico, social y el cuidado del medio ambiente.

Por ello, nuestro sector seguirá trabajando para fomentar el ecodiseño, productos que utilicen menos materiales en su fabricación pero que ofrezcan las mismas funcionalidades, que garanticen la seguridad de los consumidores, que puedan reutilizarse, que se reciclen fácilmente al final de su vida útil y que ofrezcan mejores resultados en los análisis de ciclo de vida, para conseguir pasar de un modelo lineal a uno de economía totalmente circular. Pero para ello se necesita una transición justa y con medidas que puedan cumplirse apoyadas en argumentos técnicos.