La industria aboga por el uso responsable de las bolsas de plástico, su reutilización y su reciclaje

El pasado día 3 de julio se celebró el Día Internacional Libre de bolsas de plástico. Según se dice, esta conmemoración tiene como objetivo principal concienciar a la población sobre la necesidad de reducir el consumo de bolsas de plástico supuestamente de un solo uso, pero eso en el título del día internacional no queda reflejado.

Ya han salido a la luz estudios y expertos que alertan de que la mera sustitución de las bolsas de plástico por bolsas de otros materiales tiene impactos negativos y se aboga por cambios más profundos.

El problema de los plásticos, como el de cualquier otro material, es el residuo mal gestionado o abandonado en el medio ambiente al final de su vida útil. Por ello, desde la industria recalcamos que cualquier medida encaminada a sustituir un material por otro, sin incidir en el comportamiento y en su correcta gestión, se limitará a sustituir un tipo de basura por otra.

Por ejemplo, una bolsa reutilizable de plástico pesa sólo 20 gramos y una de papel 50. El papel requiere mucha más energía para su producción y reciclaje. Para producir una bolsa de papel se necesita cuatro veces más energía que para fabricar una de plástico. Una bolsa de algodón pesa 250 gramos y producirla consume tanta agua, tierra, fertilizantes o pesticidas que habría que reutilizarla 200 veces (o incluso más, dependiendo del tipo de algodón con el que se haya fabricado) para que tenga un impacto medioambiental menor que la de plástico. Según el informe del Ministerio de Medioambiente y Alimentación de Dinamarca. https://www2.mst.dk/udgiv/publications/2018/02/978-87-93614-73-4.pdf

 

bolsas plastico

“La bolsa de plástico encaja en la economía circular porque es un artículo muy eficiente (relación peso contenido/continente), que se reutiliza y que se recicla. Y la bolsa fabricada con plástico reciclado es un plus medioambiental que además cierra el círculo” afirma Ángela Osma, Directora de Asuntos Técnicos y Medioambiente y de la División de Envases de ANAIP.

Además, la bolsa fabricada con plásticos reciclados (desde un 50% hasta más de un 70%), promueve la economía circular ya que, cuando se convierte en residuo, se recicla convirtiéndose en un nuevo recurso para fabricar nuevos productos hechos con plástico reciclado. Desde nuevas bolsas de la compra, hasta productos de alto valor añadido como aglomerados asfálticos hechos con plástico reciclado para la construcción de carreteras.

Un gran camino recorrido en España

El 1 de julio de 2018 entró en vigor el Real Decreto 293/2018 sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y por el que se crea el Registro de Productores. Desde entonces, y con el objetivo de reducir el uso de estas bolsas, todos los comercios tienen la obligación de cobrar a los clientes por las bolsas, con dos excepciones:

  • Las bolsas de plástico muy ligeras, es decir, las bolsas de menos de 15 micras que son necesarias por razones de higiene, o que se suministran como envase primario para alimentos a granel, como fruta, legumbre, carne, pescado, entre otros, cuando su uso contribuye a prevenir el desperdicio de estos alimentos.
  • Las bolsas de plástico con espesor igual o superior a 50 micras con un porcentaje igual o mayor al 70% de plástico reciclado. En este caso los comerciantes deben disponer de un documento proporcionado por el fabricante que acredite dicho porcentaje. Además de lo anterior, si el comerciante quiere podría solicitar al fabricante que marcara la bolsa con dicho porcentaje.

Pese a que el Real Decreto entró en vigor hace un año, podemos decir que en España se ha trabajado desde hace años en la concienciación y en el consumo responsable. Para ANAIP y su grupo sectorial de bolsas ha sido una de las prioridades de trabajo, no sólo con la industria sino también con la administración.

Ya en 2008 se pusieron en marcha medidas encaminadas a reducir el consumo de las bolsas de plástico. Entre ellas estaban la elaboración de una norma UNE para definir los requisitos de una bolsa reutilizable, el cobro de las bolsas en muchos establecimientos comerciales y la creación de campañas de sensibilización y concienciación basadas en tres mensajes: uso responsable, reutilización y reciclaje al final de la vida útil en el contenedor amarillo.

Fruto de estas medidas, en la última década podemos hablar de una reducción del consumo de bolsas de plástico per cápita de alrededor del 60 por ciento. De hecho, algunas superficies comerciales dan valores de reducción de entre el 85 y el 90 por ciento en sus establecimientos.

Industria concienciada

La reducción del consumo de bolsas de plástico en la última década ha obligado a muchas industrias del sector a reinventarse, apostando por la innovación y el uso de materiales reciclados. Además, son los primeros en mostrar la necesidad de reducir, reutilizar y reciclar.

Todos los esfuerzos del sector se centran en transformar cada residuo en recurso, y es por lo que desde hace años se tiene como principal línea de desarrollo la sostenibilidad. Desde la industria abanderamos numerosas iniciativas medioambientales, como la puesta en el mercado de bolsas fabricadas con alto contenido en material reciclado, recuperando así los residuos del contenedor amarillo.

El cuidado del medio ambiente es una responsabilidad compartida por los gobiernos, las empresas y los consumidores; y animamos no solo a utilizar las bolsas de plástico de forma responsable, sino también a desecharlas de manera adecuada. En este video de la BBC se explica el origen de las bolsas de plástico y cómo el bajo consumo de recursos para su fabricación y sus posibilidades de reutilización eran las principales ventajas por las que se crearon. 

Como sociedad estamos mejorando en nuestra conciencia ambiental, ejemplo de ello es el dato de que tan solo un 2% de los residuos encontrados en nuestras playas y costas son atribuibles a las bolsas de plástico (según el Informe Littering Marino MAGRAMA 2016), pero no debemos relajar nuestra postura y como industria tenemos que motivar las buenas conductas ambientales y valorizar la bolsa con la intención de que sea un elemento concordante con nuestra sociedad, con el fin de conseguir un equilibrio entre desarrollo y respeto ambiental.