16/05/2024

Pequeños gestos que facilitan el reciclaje

Seguramente te has dado cuenta de que los tapones de las botellas de bebidas o de los briks de leche ya no se separan totalmente del envase como los clásicos tapones de rosca, sino que quedan unidos. Un cambio en el diseño de estos productos que de primeras no gusta a todo el mundo, pero que será obligatorio a partir de julio de este año en virtud de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que incluye parte de la trasposición de la directiva europea sobre plásticos de un solo uso.

Desde que los productores de bebidas empezaron a adaptarse a esta novedad y a cambiar los tapones antiguos por estos hemos visto numerosos memes y parodias en internet, como esta publicación de El Mundo Today. Inicialmente fue un cambio que no gustó mucho a los consumidores, pero seguro que si conocieran el motivo que tiene detrás lo verían con mejores ojos: este tipo de tapones favorecen el reciclaje. ¿Por qué? Te explicamos este caso y otros ejemplos en este post que hemos preparado coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Reciclaje, el 17 de mayo.

En primer lugar, el hecho de que el tapón quede unido a la botella hace más difícil que el usuario lo pierda durante el uso de la propia botella y que esos tapones perdidos acaben en la vía pública o en el medioambiente. Y, en segundo lugar, porque mantener los tapones unidos a las botellas también facilita el proceso de reciclaje en las plantas de gestión de residuos. Y es que las máquinas de estas plantas suelen cribar los residuos por materiales y por tamaños, por lo que es fácil que los elementos pequeños como los tapones sueltos acaben perdiéndose durante el proceso. Si los tapones van unidos a las botellas o los briks, este problema desaparece y aseguramos su correcta gestión.

El ecodiseño como motor de cambio

Este es un ejemplo claro de cómo la industria puede introducir novedades para mejorar la reciclabilidad de los productos gracias al ecodiseño, un término que llevamos años escuchando pero que no siempre identificamos de forma tangible. El ecodiseño consiste precisamente en modificar el diseño de los productos para mejorar su eficiencia a lo largo de todo su ciclo de vida, incluyendo, como en el caso de los tapones unidos a las botellas, su reciclaje.

Hay otros ejemplos claros de ecodiseño que podemos ver en nuestro día a día y que sirven para que los productos que utilizamos a menudo reduzcan su huella ambiental: modificaciones en el diseño de envases para que cumplan la misma función, pero utilizando menos materia prima; la sustitución de envases multicapa, que combinan diversos materiales, por otros que utilicen solo uno y que, por tanto, sean más fáciles de reciclar; diseños de envases que permiten aprovechar más su contenido, etc. ¿Ejemplos concretos? Las botellas de agua fabricadas con plástico PET, que han disminuido su peso un 35 por ciento en los últimos 20 años, lo que reduce la cantidad de material que se utiliza en su fabricación y optimiza su transporte; los envases de yogur con base redondeada en lugar de recta para que podamos alcanzar hasta la última gota con la cuchara; o envases que dejan de combinar papel y plástico optando por un único material para que no haya que separar sus componentes antes de reciclarlos y facilitar así su gestión.

Otro ejemplo que podemos enmarcar en este ámbito y que llegará de la mano del reglamento europeo de envases es que las bolsas de snacks tendrán que aprovecharse al máximo: ya no podrán llevar 50 por ciento de patatas fritas y 50 por ciento de aire, sino que habrá que ajustar el tamaño del envase a la cantidad de producto que contengan.

Para cerrar el ciclo de la reciclabilidad y el reciclaje es importante recordar que no se trata solo de conseguir que los productos se puedan reciclar, sino que el material reciclado resultante se utilice para la fabricación de nuevos productos. Un claro caso de éxito de uso de material reciclado son las bolsas de plástico con contenido reciclado, que alcanzan porcentajes muy elevados. También las botellas de agua fabricadas con plástico PET, que pueden reciclarse fácilmente y que incluyen importantes cantidades de rPET (PET reciclado) en su fabricación, llegando incluso al 100 por 100.

Utilizar materia prima reciclada es la culminación del ciclo de la economía circular, el cierre de un círculo en el que estamos implicados los consumidores, con gestos tan sencillos como la separación de los residuos en casa; las empresas fabricantes, que invierten en innovación y desarrollo para ofrecer productos más eficientes; y las instituciones, que deben proporcionar un marco apropiado para impulsar la sostenibilidad.

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