15/09/2023
Así contribuyen los materiales plásticos a un transporte más eficiente y sostenible
Del 16 al 22 de septiembre se celebra la Semana Europea de la Movilidad, una iniciativa que surgió en Europa en 1999 y que desde el año 2000 cuenta con el apoyo de la Comisión Europea. Su objetivo es sensibilizar tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos sobre los beneficios tanto para la salud como para el medioambiente asociados al uso de modos de transporte más sostenibles, en particular el transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie.
Desde ANAIP respaldamos esta reivindicación −que en España impulsan el Ministerio para la Transición Ecológica y otras instituciones−, nos sumamos a la concienciación por un transporte más sostenible y queremos aprovechar estos días para hablar de cómo ayudan los plásticos a conseguir medios de transporte más eficientes, saludables y menos contaminantes.
Empecemos con algunos datos: los materiales plásticos están presentes en los coches, los trenes, los aviones, las bicicletas, los patinetes, etc. haciéndolos más ligeros y optimizando su consumo de combustible. De hecho, un coche actual tiene un 15 por ciento de componentes plásticos, lo que permite ahorrar 750 litros de combustible por cada 150.000 kilómetros, con la reducción de emisiones de CO2 que eso supone.
Pero no solo se utilizan materiales plásticos tradicionales en los vehículos, también se incorporan cada vez más materiales plásticos reciclados, lo que favorece la economía circular y la sostenibilidad. El mercado de las bicicletas es un ejemplo, con modelos que utilizan plásticos reciclados y con el uso de este tipo de materiales también para la construcción de carriles bici.
Fomentar una movilidad más sostenible empieza por facilitar a los ciudadanos alternativas de transporte útiles y eficaces que les permitan moverse con facilidad en su día a día sin necesidad de utilizar el vehículo privado. No todo el mundo tiene la posibilidad de llegar al trabajo andando o en bicicleta, pero sí es posible potenciar estas alternativas en los entornos urbanos y favorecer la transición de los modelos de ciudad hacia entornos conectados por una red de transporte público eficaz y eficiente.
La movilidad eléctrica crece tanto en el ámbito privado como en el público, aunque para potenciarla es necesario que se generalice el acceso a los puntos de carga, sabemos que los viajes en tren tienen una huella de carbono mucho menor a otras alternativas (por ejemplo, en Francia se han prohibido los viajes cortos en avión, cuando se pueda recorrer la misma distancia en tren en menos de dos horas y media) e incluso muchos viajes de trabajo se han sustituido por reuniones telemáticas, evitando desplazamientos innecesarios, fomentando la conciliación y planteando la reflexión y la elección de las alternativas más adecuadas en cada ocasión.
Avanzar hacia una movilidad cada vez más sostenible supone también un cambio de mentalidad: reducir el uso casi automático del vehículo privado y dejarlo para las ocasiones en las que realmente sea necesario; acostumbrarnos a hacer más trayectos a pie o en bicicleta y priorizar el uso del transporte público. Para lograrlo no se puede poner la responsabilidad solo en los usuarios, sino en los poderes públicos, que deben fomentarlo y convertirlo en una alternativa real con las inversiones que eso significa y las ayudas necesarias para impulsarlo.
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